Quizás fui un poquitín exagerada cuando el sábado al medio día os posteé la foto de mi hamburguesa que decía “estas son las mejores hamburguesas del mundo”.
Debo admitirlo. Es algo pretencioso y un título muy alegremente puesto y que seguro que muchos cocineros y catadores me querrían rebatir. Y con razón.
Pero es que lo que convierte algo en exquisito y que podría parecer mediocre a los ojos de cualquier otra persona, suelen ser un conjunto de pequeños detalles, muchas de las veces, imperceptibles a simple vista y que hacen que algo aparentemente normal, se vuelva de repente, en algo absolutamente mágico. Puede ser la luz del sol creando una atmósfera perfecta, o una compañía inmejorable, de esas que relajan y en las que eres simplemente eres tu mismo, sin plantearte si lo que vas a decir o hacer está bien o está mal o es ridículo o no lo es, o un olor que te recuerda a un momento preciso y precioso y que activa un lugar reservado en tu corazón. Esta magia «inexplicable» también viene dada por la energía del lugar o de las personas o la intención con la que se a cocinado un plato. Si, son este tipo de cosas lo que pueden hacer que algo sumamente sencillo se convierta en algo que ya no podrás olvidar.
En mi caso, quiero decir, en el caso de esta humilde hamburguesa, sucedió que siendo la cosa más sencilla del mundo (una hamburguesa vegetal entre dos hojas de lechuga) tuvo la suerte de ser degustada en mi primera salida primaveral en la isla; la comí tras un delicioso paseo por el camí de cavalls de la parte norte, sentada en una roca, disfrutando de un sol cálido y agradable y mirando el mar. En un lugar precioso compartido con la única compañía de mi amor. Y ¡claro! En semejante escenario y felizmente agotada por la caminata que nos acabábamos de dar y con el estómago rugiendo, solicitando alimento YA, ¿cómo no me iba a parecer LA MEJOR HAMBURGUESA DEL MUNDO? Además, oh! Se me olvidaba, claro, es que la hoja de lechuga no era una lechuga cualquiera, oh, no! Es que era una hoja de lechuga trocadero, mi lechuga favorita de todos los tiempos, lechuga conocida por la por sus hojas blandas y mantecosas. Y el momento merecía una fiesta, pues encontré la lechuga esa misma mañana, por sorpresa, en la parada eco de Ciutadella donde compro cuando estoy en la isla. Cosa que me emocionó, pues era la primerísima vez que la veía por aquí.
¿Os he dicho ya lo limitado que es Menorca en producto fresco? Con lo que me gusta esta isla, a veces pienso que me he equivocado de lugar, siendo yo alguien que disfruta y celebra tanto los alimentos, especialmente frescos. Es absolutamente desconcertante que se encuentren más en la ciudad. Me entran ganas de llorar cada vez que regreso a Barcelona. La confesión es que mi maleta siempre regresa llena, un día haré una foto, es algo digno de fotografiar. La semana pasada vinieron cocos, si cocos, ocho cocos para ser exactos.
Dicho esto. Rewind. No os asustéis. No es que la hamburguesa no sea merecedora de un post. No es que esta hamburguesa no sea maravillosa. No no no, ¡yo no he dicho eso! Yo solo he querido remarcar que no se trata de una hamburguesa de concurso. Aunque deliciosa, lo prometo, está un rato.
De hecho, este es uno de esos platos sencillos y bien combinados que acompañando una ensalada hacen una comida ideal. Una comida alcalinizante, baja en grasas, alta en vegetales y muy rica en vida, vitaminas y nutrientes. Una comida así es perfecta para mimar y cuidar ese cuerpo tan bello que te ha sido otorgado.
Por cierto, remarcar que el arroz está cocinado con mucho cariño, al estilo macrobiótico, es decir, remojando el arroz toda la noche y cocinándolo con el agua justa para que no sobre nada. Esta es para mi la mejor manera de hacerlo, para que sea de más fácil digestión y aprovechar bien todos sus minerales. Como extra me gusta añadir un trozo de alga kumbu ya que esta aporta muchos minerales y ayuda a alcalinizar el cereal. En la receta explico como hacerlo.
Nota: La cantidad es para cuatro hamburguesas, yo si fuese tu, doblaría la receta. ¡Agradecerás tenerlas en la nevera un par de días después!
LAS MEJORES HAMBURGUESAS DEL MUNDO
· Cantidad: 4 hamburguesas
· Tiempo: 40 min cocción del arroz + 30 min elaboración
· Utensilios: robot de cocina
Ingredientes:
100 g – ½ T de arroz integral
1 T de agua
un trozo de 4 cm de alga kumbu (opcional recomendado)
50 g de cebolla morada
50 g de zanahoria rallada fina
50 g de pimiento rojo
1 diente de ajo chiquito
2 c de cebolla molida seca
1 c de perejil picadito fino
30 g de semillas de girasol tostadas en sartén y molidas
30 g de avena s/g molida
sal & pimienta
* La avena sin gluten certificada se encuentra en copos en la web de Conasi. ¡Muy recomendada!
Preparación:
Remoja el arroz toda la noche o unas 8 horas.
El arroz se cocina con el doble de agua, es decir: 1 T de arroz x 2 T de agua.
1. Pon el agua a hervir con la sal y el alga kumbu. Añade el arroz cuando hierva y baja el fuego para que se cocine suave, con la tapa. El agua debe hervir, pero no de forma agresiva. El arroz tardará unos 40 minutos en hacerse. Como el agua está justa debes de vigilar el tiempo, para que no se queme. Cuando se haya hecho (absorbido todo el agua), apaga el fuego y deja tapado unos 10 minutos más, para que termine de cocerse.
2. Pica muy fino la cebolla y el ajo. Y blanquea en la sartén con el aceite y un poco de sal.
3. Añade la zanahoria y el pimiento picadito y saltea unos minutos.
4. En un bol mezcla el arroz con el salteado y añade el resto de ingredientes menos la avena.
5. Tritura ligeramente en el robot de cocina, retira y añade la avena.
6. Forma las hamburguesas y dora en una sartén. Las hamburguesas deben de quedar firmes, si no es así, añade un poco más de avena molida.
7. Sirve entre hojas de lechuga. Trocadero, of course! ;-)
Ciertamente, es la mejor hamburguesa del mundo. Ya es un básico en nuestra cocina y siempre tengo congeladas, por si acaso.
Riquísimas. Muchas gracias por tus recetas, son fantásticas.
Hola Elka,
tengo una pregunta. No puedo comer ni cebolla ni ajo. Se te ocurre algún alimento que pueda darle ese toque y que remplace el ajo y la cebolla? Muchas gracias!
Olga