Al fin están empezando a aparecer los primeros calabacines madurados al sol en la isla… uuh que bien! se nos avecina la mejor época del año.. la mas variada en fruta, sabor y color… ¡jo, que ganas! Ayer también me comí los primeros nísperos y hoy me he regalado las primeras cerezas del año… (aunque todavía un poco faltas de sabor) mmm.. que maravilla.. en serio… ¡me gusta tanto comer en colores!
En fin, que hace unos días al ir a la parada del mercado y encontrarme estos calabacines tan apetitosos me entraron unas ganas locas de convertirlos en espagueti e inventarme una salsa.
Y este es el resultado. Algo exótico, muy inusual, muy rico. Te invito a probarlo, la verdad es que la pasta te la comes con solo mirarla, los colores no pueden ser mas bonitos… y luego cuando la pruebas… mmm… imposible encontrar una referencia con la que compararla (bueno, si encuentras una, ¡me encantará saberlo!). De hecho el domingo,estuve visitando a mi familia, mi madre, que no se la vuestra, pero la mía siempre, siempre hace el intento de endosarme algo de carne ;-P (sin éxito, claro) bueno aunque confesaré que esta vez probé una croqueta de pollo. Me comí un cuarto, tal cual como me lo ofreció se lo dije, comeré un cuarto, y así lo hice, no me cuesta nada hacer ese esfuerzo, si se que eso la hace feliz.
Total que en algún momento del fin de semana se le ocurrió reprocharme que no como lo que publico en el blog (¡!), que en el blog ve platos super apetitosos y que a mi solo me ve comer ensaladas, fruta y beber cantidades exageradas de líquido verde… jijiji, es cierto, lo confieso, tiene razón. Muchos de los platos que publico son comidas especiales. En realidad, en mi día a día lo que abundan son las ensaladas, las frutas o los batidos, cremas o zumos de color verde. Los platos mas elaborados los dejo para días caprichosos.
También debo decir, que cuando estoy de viaje sobrevivo de otra manera, normalmente, debido a la falta de medios, simplifico mucho mi alimentación. Así que ante su comentario y para compartir con ellos algo que no fuese una ensalada, me decidí a hacerles esta receta, para la que no se necesitan grandes máquinas. Y el lunes fuimos juntas al mercado y compramos los ingredientes y una maquinita de hacer juliana y nos pusimos a cocinar..
¡¡Y le encantó!! A mi madre, que es una doctora retirada y que es de la cocina de la vieja, viejísima escuela, la de los canelones y las croquetas, la de las lentejas con chorizo y desayuno de galleta mojada en el vaso de café con leche y con la que todo mi camino de cambio y de búsqueda hacia una alimentación más sana, no ha sido en absoluto fácil, pues siempre me ha presionado un poco, a veces mucho, sin darse cuenta, con el pesadísimo tema de la comida…
Ahora estoy feliz, porque al fin nos estamos empezando a entender.. Cada vez le intriga, respeta y le gusta mas lo que cocino, aunque admite que se le hace muy difícil cambiar el chip y ponerse a cocinar ella así, de esta manera, con estos ingredientes, o mejor dicho, sin todos los ingredientes a los que está acostumbrada (cosa que es total y absolutamente normal)
Este fin de semana incluso me decía que si, que sin duda, todos deberíamos empezar a incluir mas verdes frescos en nuestra dieta (¡casi lloro de alegría!, lo prometo!) Pero lo que más le agradezco sobre todo y ante todo, es su respeto, ¡al fin! por mi decisión.
Y regresando a esta rico plato, que hoy te invito a probar, decirte que esta vez no te diré que fabulosas propiedades poseen los alimentos que componen la receta. Creo que basta con verla para comprender que cuando uno se come un plato así, el acto de comer se convierte en una oda de amor a tus células, a tus tejidos, tu alma, a tu salud. Fíjate que ni siquiera lleva aceite ni sal. Cada vez cocino menos con ellos, en recetas puntuales, estoy aprendiendo a disfrutar de los alimentos sin tener que condimentarlos en exceso, poquito a poco trato de llevar una alimentación más y más limpia. Y siento que lo estoy consiguiendo.
Y ahora si, antes de ir a por la receta, dos últimas notas acerca de ella:
Podrías omitir el aguacate, podrías omitir la citronella, pero, oh! No te dejes la albahaca troceada entre la pasta… ésta te encantará encontrártela.
Utiliza un mango bien maduro para que la salsa no resulte ácida en exceso.
PASTA EXÓTICA
- Cantidad: 2 personas
- Tiempo: 25 min
- Utensilios necesarios: batidora + mandolina (opcional) + espiralizador (o cortador de juliana)
Ingredientes salsa:
2 limas (zumo)
1 pimiento amarillo pequeño
1 mango pequeño o medio mango
1 cebolla tierna pequeña
1 trozo jengibre
1 C tahini
cilantro
citronella (opcional)
Ingredientes pasta:
Unos pocos anacardos
½ pimiento rojo
½ pimiento amarillo
1 zanahoria
Un trozo de cebolla tierna
½ aguacate
hojas albahaca fresca
cebollino fresco
Pasta: 4-5 calabacines
Procedimiento:
1. Haz la pasta de los calabacines, ya sea con un espiralizador, un cortador de juliana o un pelador de zanahorias (te quedarán tallarines). Reserva
2. Haz la salsa, para ello pon en el vaso de la batidora el zumo de las limas junto con el resto de ingredientes (no pongas toda la cebolla, reserva la mitad para la pasta). Tritura hasta conseguir una salsa homogénea. Prueba que no sea demasiado ácida, si lo es, puedes añadir una pizca de dulce como miel, agave, un dátil o pasas, por ejemplo. Si te ha quedado muy líquida, puedes añadir los restos de calabacín que te hayan sobrado.
3. Mezcla la salsa junto con la “pasta”, hazlo usando la mano, para que se impregne bien. Reserva.
4. Si tienes una mandolina, puedes ajustarla para que queden rodajas bien finas y pasa por ella los pimientos, la cebolla y la zanahoria.
5. Trocea el aguacate y la albahaca, pica los anacardos y el cebollino.
6. Añade a “la pasta” y disfruta del sabor de este plato y de su colorido!.
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