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Como imagino que ya sabéis, hace una semana que está a la venta mi ebook Helados naturales. La verdad, es cierto, que hay mucho, muchísimo trabajo detrás. Quizás más de lo que puede parecer en un inicio… pero bueno, eso es como en todo…

¿A quién no le ha pasado ver a alguien haciendo un ejercicio o postura de yoga lo que sea y pensar – oh! Eso es fácil yo también puedo hacerlo? E intentarlo y comprobar que no era tan sencillo como parecía, ¿que se necesita mucha concentración, destreza y entrenamiento? Creo que esto es aplicable a muchas, muchísimas cosas en esta vida.

La cuestión. Lo cierto es que el ebook de helados naturales significa mucho para mi. Era uno de mis grandes objetivos y sueños de este año. Lo he hecho con mucho, muchísimo cariño y con todas mis ganas de compartir y poner a vuestro alcance recetas de helados, totalmente inofensivas que os ayuden y motiven a seguir alegremente andando por el camino de una alimentación saludable.

Porque yo se que los dulces nos alegran la vida, la de los adultos soñadores, pero especialmente la de los niños.

Yo no soy madre, pero intuyo e imagino, que no debe de ser para nada fácil llevar un control sobre la alimentación de los niños, se que muchas hacéis lo que está en vuestras manos, pero se que muchas veces también tenéis que soltar el control, pues vais a contracorriente de la sociedad y hay un sin fin de eventos y situaciones en las que los hijos están expuestos a productos alimentarios que poco tienen de alimento. También si los hijos están acostumbrados a productos muy azucarados y refinados, puede ser difícil al principio tentarlos con preparaciones caseras.

Hice este ebook porque yo, para los dulces y los helados, soy como una niña, los disfruto siempre como la primera vez. Me emociono, río de puro nervio y salto de alegría si he conseguido hacer algo que se que es decididamente delicioso.

Y me considero una gran catadora de dulces. Pues no se me conquista con cualquiera. Cuando los hago yo, siempre intento que aunque estén hechos con ingredientes naturales, vegetales y sin azúcar refinado, sean tan tentadores como los convencionales. Creo que es esencial para que sean un éxito y conquisten corazones.

En estos días, de lanzamiento me siento especialmente feliz, pues estoy recibiendo muchos mensajes de agradecimiento y esa, creedme, es la mejor de todas las recompensas, porque el dinero se acaba gastando, pero el agradecimiento vuela directo al corazón y allí se queda, como un abrazo cálido, que ya me acompañará siempre . Ayer recibí un mensaje muy especial, uno de esos que DAN TODO EL SENTIDO a mi trabajo.

Me escribía B, la mamá de un niño que tiene una grave alergia alimenticia y me decía que al fin su hijo había podido comer helado. Y que su sonrisa lo decía todo. Precisamente le hizo este frigo pie de aquí y hoy me ha dicho que le espera un magnum.

Y yo, que aunque sólo sea que gracias a mis recetas he conseguido sacarle una sonrisa a un niño. Ese pequeño detalle, quizás minúsculo para algunos, es para mi el más GRANDE.

Esta receta de frigopie está publicada en el blog de Conasi. Allí encontrarás también los moldes para hacerlo.

Eso si, ¿quieres saber un secreto? La receta es exactamente la misma que la del magnum de fresa y la del sándwich de avena que tienes en el ebook, así que haz volar tu imaginación porque con las 30 recetas que hay allí puedes hacer 500 :)

Por cierto, si ya tienes el ebook, recuerda que he organizado un concurso y que puedes ganar algunas cositas para hacer tus helados, tienes la info aquí. Aunque lo reconozco, si lo he hecho ha sido para motivaros a que subáis vuestras fotos y comentarios, pues como ya sabes si has llegado a leer hasta aquí, nada me hace más feliz :)

Feliz, dulce y delicioso verano.

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sopa cruda zanahoria tomillo raw sin coccion

Aquí te dejo la sopita que os prometí la semana pasada por las redes sociales. ¡Y que con vuestras votaciones desbancó literalmente al hummus de remolacha!.

Esta es una de las recetas que enseñé en mi taller “Eat more greens” de la semana pasada. Y gustó, gustó muchísimo. Diría que fue una de las rock stars del taller. Si te soy muy sincera, la estaba reservando como sorpresa para mi libro, que se publicará el año que viene, pero bueno… lo cierto es que también me cuesta mucho contenerme y no compartir por aquí, las recetas que creo y que me encantan. Y es que últimamente casi todas mis recetas y creatividad se las están llevando mis talleres y mis colaboraciones y por supuesto el libro y cosa que me apena un poquito, porque lo que yo quiero es que tengas contenido en exclusiva en mi blog, que al fin y al cabo es “mi casa” y es el lugar que he creado y ambientado con todo mi amor para que disfrutes de una lectura y experiencia agradable.

¿Y porqué escogí impartir un taller “eat more greens”? pues porque mi principal propósito con mi trabajo, es acercar una alimentación más vegetal, más casera y con una gran presencia de verduras y frutas crudas, a todo el mundo, sin importar si comes pescado, carne, huevos o aún estás enganchada/o al café y a la leche. Hagas los que hagas, los vegetales y especialmente los crudos te van a beneficiar, es el primer paso que tienes que dar (después de limpiar tu despensa de productos como harinas blancas, galletas, cereales de desayuno, comida preparada, conservas que lleven aditivos, azúcar blanco, bebidas comerciales, etc, etc, etc…)

¿Y cómo nos ayudan los vegetales crudos?

– Gracias a sus fibras mejoran notablemente el tránsito intestinal.

– Son las verdaderas alcalinizantes, así que promueven un entorno limpio, poco favorable para desarrollar enfermedad.

– Son grandes antioxidantes, así que nos mantienen más jóvenes (cosa que se nota rápidamente en la piel).

– Si las comemos crudas, sus enzimas mejoran y refuerzan nuestro sistema inmunológico y nuestra calidad de absorción de nutrientes.

– Sus sustancias prebióticas alimentan y regeneran nuestra flora intestinal buena, creando un entorno saludable en nuestros intestinos (que son la base de nuestra salud).

– Sus fitonutrientes (las sustancias que generan los pigmentos de los diferentes vegetales) nos protegen de diferentes enfermedades, reducen la inflamación, regeneran nuestro ADN celular, nos desintoxican de la contaminación ambiental, estimulan nuestro sistema inmune y desactivan sustancias cancerogénicas (entre muchas otras cosas).

– Su agua, que es de gran calidad y nos ayuda a remover sustancias tóxicas y expulsarlas de nuestro cuerpo.

Así que los vegetales crudos hay que tenerlos bien presentes. De hecho, si en algo coinciden todas las tendencias de hoy en día (da igual paleo, vegetariana, raw, vegana, plant based…) es en que si queremos llevar una alimentación sana, que nos ayude a recuperar nuestra salud, debemos de comer más vegetales. ¡Así que a por ello! Te diría que pienses en verde, pero no, no es del todo cierto, si realmente quieres recuperar tu salud, mejor piensa en todos los colores (por las sustancias fitoquímicas de las que hablaba antes) e inclúyelos en tu día a día. Y si, podrías comer una ensalada colorida a diario, pero como quizás te acabes aburriendo de comer siempre lo mismo y de eso es de lo que hay que huir, pues aquí te propongo una sopa monocromática, cruda y deliciosa para que te sirva de comodín.

Además muchas personas que se inician en la alimentación vegetal, tras años comiendo todo tipo de cocinados, procesados y productos alimentarios que como alimento dejan mucho que desear, se encuentran con que tienen serios problemas al comer verduras crudas (se hincha el estómago, provoca gases o hay mala digestión) eso es normal, es porque la flora intestinal está empobrecida y hay que reforzarla. Es esos casos tomar las verduras licuadas o en batidos (ensalivando bien) ayuda muchísimo, pues todos los nutrientes llegan de una forma que es muy fácil de digerir.

¡Pues bien! Aquí tienes una sopa muy aromática y muy agradable de tomar. Lo mejor es que está hecha con sólo 5 ingredientes y creo que por eso sorprende tanto. Normalmente la zanahoria cruda sólo nos la tomamos en zumo o rallada en un ensalada y parece mentira como con una receta tan sencilla se pueda conseguir un resultado tan inesperado como espectacular.

Es perfecta como una cena ligera o incluso como comida de medio día si se quiere hacer un poco de detox. También es perfecta como acompañamiento de una ensalada o un plato similar o para servir en porciones muy pequeñas si se tienen invitados en casa, o se va a una fiesta, creo que es un entrante estupendo. Eso si, si la vas a tomar como entrante, mejor que sea en poca cantidad, unos 200 ml, ya que los líquidos por norma no están aconsejados durante las comidas, pues diluyen los jugos gástricos y a llenarnos el estómago nos complican la digestión de lo que venga detrás.

Por cierto, con la “pulpa” que te sobre, puedes hacer los bolllitos de zanahoria que tengo en mi blog y que puedes adaptar muy fácilmente al horno (reduciendo los tiempos a unos 20 o 30 minutos). O puedes buscar una receta de tarta crudivegana de zanahoria por internet que hay un montón. Porque con tu permiso la receta de la tarta de zanahoria o mejor dicho, mi versión, si que me la reservo :)

Una cosa: verás que la receta te pide zumo de zanahoria y apio, por un lado, si quieres recuperar la “pulpa” mejor pasa primero la zanahoria y después el apio, así los podrás separar.

Yo lo que hago es guardarla en una bolsa en el congelador y así la tengo lista para el día que quiero hacer una receta con ella (pues en la nevera solo aguantará unos 5 días).

Y si no tienes extractora o exprimidora. Puedes batir las zanahorias con la misma cantidad de agua y luego filtrarla igual que hago con mi «Lala Kitchen Súper Zumo Fórmula». Cierto que no será tan concentrada, pero basta con que entonces le añadas un poco más de aroma, como podría ser comino o cebolla seca.

SOPA CRUDA DE ZANAHORIA, ALMENDRA Y TOMILLO

Cantidad: 2 personas
Utensilios: extractora & batidora
Tiempo: 15 min
Conservación: 1 día en nevera

Ingredientes:

500 ml de zumo de zanahoria y apio (unas 8 zanahorias grandes y 3 ramas de apio)
2 C generosas de manteca de almendra cruda (como el tahini, ¡pero de almendra!)
2 C de zumo de limón
un trocito pequeño de ajo
sal al gusto

Aceite aromatizado:

2 C de aceite de oliva
unas hojas de tomillo fresco

Preparación:

1. Pela y haz zumo de las zanahorias y el apio (el apio sin las hojas).

2. Pon el zumo en  la batidora con el resto de ingredientes y bate. Sirve retirando parte de la espuma.

3. Pica el tomillo y mezcla con el aceite. (lo que te sobre, puedes guardarlo en un frasco unos días).

4. Sirve la sopa con un poco del aceite aromatizado por encima.

Nota de conservación: Si lo quieres hacer de un día para el otro o te sobra sopa, puedes guardarla en la nevera en una botella de cristal, procurando que apenas haya aire entre la sopa y el tapón. De esa manera se oxidará menos.

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lalakitchen galletas sin gluten harina de chufa mermelada de chia raw

  • lalakitchen galletas sin gluten harina de chufa mermelada de chia raw
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lalakitchen galletas sin gluten harina de chufa mermelada de chia raw

Ay! Pero que ganitas tenía de sentarme de nuevo, a escribir una receta en exclusiva para el blog. Y es que desde que me senté con la receta del Maskool, no he vuelto a encontrar el momento de pararme tranquilamente a escribir un texto y una receta sólo para aquí.

¡Y puedes creerme que lo hecho de menos! Pero en esta temporada un poquito apretada de trabajo y objetivos que me he marcado, y que traerán sorpresas veraniegas que espero que te encanten, he tenido que enfocarme y soltar algunas cosas, precisamente para poder respirar y nutrirme de ese tiempo aligerado que tanto añoraba para mi.

Lo cierto es que los últimos meses han sido muy, pero que muy movidos, removidos más bien, diría yo, o mejor dicho, retadores. Muy muy retadores. Es como si se hubiese desatado un torbellino interno, dentro de mi, que ha puesto patas arriba mi percepción de todo. Ahora, que al fin siento que ha pasado la tormenta (a pesar de que me queda trabajo por hacer) veo que estoy dejando atrás los que han sido los 8 peores meses de mis últimos años. Si, mucho peores incluso que cuando mi hermano estaba enfermo y lo pasamos tan tan mal en mi familia.

Pero claro, ¿cómo vas a tener espacio para preocuparte por ti cuando alguien tan querido está lidiando entre la vida y la muerte? En esas situaciones uno tiende de manera natural a olvidarse de todo y a aparcar cualquier tema pendiente, para equilibrar energías e imagino poder tirar adelante tal y como la situación requiere.

Y claro está. Cuando todo pasa, luego llega el vacío. Y con el vacío todas las carencias, traumas, debilidades y cosas que han sido aparcadas y que uno tiene por resolver. Y eso es lo que ahora entiendo que me ha sucedido a mi.

Pero créeme cuando te digo que no me quejo de nada. Oh, no! Todo lo contrario. Soy de las que celebran cada oportunidad de crecimiento, por durísimas que sean. Y ahora que puedo mirar con un poquito más de perspectiva atrás, veo que en esta temporada, me está tocando crecer a pasos de gigante.

En fin, quizás es un texto un poquito críptico, no lo se, sea como sea, pronto publicaré otro, en el que espero explicarme mejor.

¿Y que necesidad tengo de explicar que pasa por mi cabeza, que me inquieta, que siento?

Pues es que a mi me importa, y mucho, expresarme, comunicarme y acercarme a vosotras con toda mi realidad, pues desconozco que es lo que puedo transmitir a través de la pantalla. Me considero una persona muy alegre por naturaleza, don que heredé de mi querídisima abuela materna, pero quiero que sepáis que no siempre estoy arriba. No tengo una vida de anuncio en la que todo, absolutamente todo es idílico, no, ¡para nada! Como la gran mayoría de las personas hay asuntos internos con los que tengo que lidiar. Tengo algunos miedos, tengo algunas inseguridades, tengo viejos fantasmas… vaya, nada fuera de lo normal. Pero nada me gusta más que ser consciente, observarme, tratar de entenderme y progresar.

Una manera un tanto extraña de introducir unas galletas que nada de nada tienen que ver con lo que acabo de escribir.

O bueno, quizás si. Porque un dulce, siempre lo arregla todo (al menos momentáneamente), un dulce siempre es bienvenido. Y estas galletitas, que enseñé en un taller reciente son como recibir un abrazo. Aquí donde las ves, todos sus ingredientes son suaves, amables, mimosos. Estas galletas tienen el don de hacerte feliz, feliz porque al si decides hacerlas es que has escogido cuidarte, a ti, a tu familia o a quién las quieras ofrecer y no hay satisfacción más agradable que la de saber que uno se cuida y cuida a su entorno todo el tiempo, incluso cuando es tiempo de darse un capricho ¿verdad?.

Verás que están hechas con harina de chufa. Es una harina que estoy probando y me está gustando mucho, de salud viva. No tiene gluten, se digiere muy bien, es más ¡ayuda a digerir otros alimentos! E igual que la avena, tiene un efecto relajante. Además sienta muy ligera. Puedes leer más de sus fantásticas propiedades, directamente en la web de Salud Viva, te dejo el link directo aquí.

Por supuesto puedes hacer las galletas con otro tipo de harina,  puedes hacer una mezcla de de avena con las almendras o de trigo sarraceno germinado.

Tan sólo tienes que tener en mente que al no estar cocinadas, debes utilizar una harina que no necesite cocción, por eso cualquier fruto seco servirá o el trigo sarraceno germinado (ya que está predigerido) o los copos de avena molidos (pues ya han sido cocinados para poder convertirse en copo).

Con estas galletas también introduzco un endulzante nuevo en mi blog y que también vende Salud Viva. El sirope de yacón. Se trata de un endulzante maravilloso, pues es el que tiene el índice glucémico más bajito (tan sólo de 1) así que es tolerado perfectamente por diabéticos. Es un poco caro y para hacer recetas que requieran mucho endulzante no lo recomiendo, pero en estas galletas, merece la pena. Tiene un sabor suave, nada marcado, que combina maravillosamente bien con todo.

Si buscas una galletitas ligeras y deliciosas con las que acompañar las tardes, pruébalas, que estas son ideales.

 

GALLETAS CON MERMELADA DE FRAMBUESA Y CHÍA

Cantidad: unas 6 – 8 galletas (depende del tamaño)
Tiempo: 20 minutos elaboración + 30 min congelación
Utensilios: —-

Ingredientes galletas:

1 T de harina de chufa de Salud Viva (o sarraceno germinado o avena sin gluten)
½ T de harina de almendra blanca
3 C de sirope de yacón de Salud Viva o agave crudo
2 C de aceite de coco derretido
¼ c de esencia de vainilla líquida
ralladura de un limón

Ingredientes mermelada:

1 T – 100 g de frambuesas frescas o congeladas
1 C de sirope de arce
1 C + 2 c de semillas chía
¼ c de vainilla en polvo o líquida

Cobertura de chocolate:

125 g de manteca de cacao cruda
75 g – ¾ T de cacao en polvo crudo
75 g – ¼ T de agave crudo o sirope de arce
¼ c de vainilla en polvo
una pizca de sal

Preparación:

1. Descongela las frambuesas si son congeladas y tritura en un bol chiquitito con la ayuda de un tenedor. Mezcla con las semillas chía y el sirope. Deja reposar al menos 20 minutos para que la chía suelte el mucílago y gelifique y así tengas una mermelada un poco espesa.

2. Mezcla los ingredientes secos de las galletas en un bol.

3. Añade el sirope y el aceite de coco derretido. Mezcla muy bien. Debe quedar una masa que sea moldeable (como la plastilina o el barro). Si no es así, añade un poquito más de aceite de coco derretido.

4. Forma una bola y ponla entre dos hojas antiadherentes (yo utilizo las de teflex de la deshidratadora, pero unas de silicona o papel antiadherente servirá). Extiende con un rodillo en un grosor de unos 4mm. Corta las galletas hasta terminar la masa. (Tendrás que recoger la masa, formar la de nuevo una bola y volver a estirar unas cuantas veces).

5. Enfría las galletas en el congelador un mínimo de 20 minutos. Pasado ese rato, puedes hacer un agujero en la mitad de las galletas, si es que las quieres hacer como las de la foto (yo utilizo una boquilla de manga pastelera). Y untar la mermelada en las que no tienen agujero y luego poner la tapa del agujero.

O si lo prefieres, puedes dejarlas sin agujero y cubrirlas con chocolate ¡Otra versión deliciosa y que me encanta! (en ese caso a mi me gusta ponerles una cobertura de chocolate a la mitad de la galleta, igual que algunas pastas de te).

Si te decides por recubrirlas de chocolate, lo mejor es que una vez montadas, las dejes en el congelador otros 20 minutos, así estarán bien frías y la cobertura se endurecerá rápidamente.

6. Si vas a cubrirlas de chocolate, pon a derretir al baño maría suave, la manteca con el resto de ingredientes, mezcla muy bien, cuando esté listo, espera a que espese un poco el chocolate desecho y recubre las galletas. Colócalas sobre un papel antiadherente.

Estas son unas galletas blanditas, así que a mi me gusta guardarlas en el congelador hasta que las voy a comer. De esta manera aguantan todo el tiempo que desees.

Cuando las vayas a comer sólo las tienes que sacar unos 10 o 15 minutos antes o si lo prefieres, dejarlas en la nevera horas antes.

Si no las guardas en el congelador, consérvalas en la nevera unos 5 días.

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Imagino que ya hace tiempo que te haces tu propia leche de almendras ¿verdad? si no es así, sigue leyendo que más adelante te voy tres motivos de peso para que empieces YA MISMO, pues estamos hablando de material delicado, uno de mis súper musts en la cocina saludable, consciente y vegetal…  como decía, si ya la estás haciendo ¡Ojalá que si!, es más que probable que busques ideas para reciclar la “pulpa” sobrante que se queda en la bolsa tras hacer la leche.

Pues bien, con esta ensalada que he preparado para el blog de Conasi, te doy una idea muy fácil y deliciosa de reciclarla. Verás que la receta te indica el uso de deshidratadora, es para quitar un poco de agua de los pimientos amarillos, si no tienes deshidratadora o quieres hacerlo en la versión rápida, puedes triturarlo directamente junto a la almendra y después estrujar el “queso” un poco con la bolsa de hacer leche o un colador para retirar el exceso de agua. O puedes hacer los pimientos un poco al horno o a la sartén.
Las bolitas resultantes son deliciosas y son el complemento ideal para cualquier ensalada, pues alegran cualquier plato, por sencillo que sea.

Además estas bolitas vienen caragadas de fibra de primerísima calidad así como calcio de muy fácil asimilación. Yo las encuentro exquisitas y una de las mejores maneras de reciclar rápidamente la pulpa de la leche vegetal.

Y regresando al inicio del texto… ¿Y porqué deberías estar haciéndote ya tu propia leche de almendra? Ay ay principalmente ¡PORQUE ES UNA AUTÉNTICA DELICIA! :) ahora te doy los tres motivos, pero antes quiero que sepas que desde mi punto de vista hay un antes y un después. En mi caso personal, comenzar a hacer mis propias leches vegetales significó una toma de conciencia sin vuelta atrás. Antes de eso yo llevaba una alimentación ecológica saludable, pero compraba muchos productos envasados. Hacerme mi propia leche fue para mi como empezar a ser autosuficiente ¡era tan fácil como triturar unas almendras con agua y tenía la leche vegetal más deliciosa que había probado nunca! Además ponía mi granito de arena en reducir los envases plásticos.

Desde la primera vez que la hice, no he vuelto a comprar una leche vegetal. Ninguna le llega a la altura, ni siquiera la que era mi favorita entre todas, una de arroz de la Finestra sul cielo, pues ahora noto que están desnaturalizadas y además o son aguadas o son demasiado dulces (a pesar de que los envases indican muchas veces, «sin azúcar añadido»).  Realmente, si no la estás haciendo aún, te animo a que lo pruebes ya mismo ¡Es muy fácil! Para empezar o necesitas más que una batidora y un paño o trapo limpio de lino y no te llevará más de 10 minutos la primera vez y 5 minutos cuando lo tengas de la mano. Puedes leer mi artículo sobre la leche de almendra, en el que explico como se hace.
Y por si aún no te animas, aquí van tres razones más:

– Porque se hace muy rápidamente, sin complicaciones y porque es una manera ideal de empezar a consumir menos productos procesados y más productos caseros.

– Porque cuando optamos por preprarnos los alimentos en casa, damos alimento de muchísima más calidad a nuestras células, pues son alimentos con procesos muy sencillos, sin sonservantes y sin «extras» innecesarios añadidos. Cosa que nuestro aparato digestivo y nuestra sabiduría interior sabe agradecer y que se traduce en un sistema inmunológico fuerte, así como belleza interior y exterior.

– Porque la leche casera de almendras se digiere muy fácilmente (siempre que se haga como indico aquí), es rica en grasas de primera calidad, rica en calcio, tiene pocas calorías y además, a diferencia de cualquier otra leche, ya sea animal, vegetal, casera o empaquetada, esta es alcalinizante, lo que significa que promueve un entorno desfavorable para las enfermedades.

Ahora si, te dejo con una receta muy sencilla pero deliciosa de ensalada detox y las bolitas de almendra.  La puedes ver en el blog de Conasi.

 

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green smoothie detox limpiador sangre alcalinizante ¿Podemos mejorar nuestra salud incorporando batidos verdes a la dieta? ¡Por supuesto! De hecho es una de las mejores formas de incrementar el verde crudo y, por lo tanto, alimentos ricos en clorofila, minerales, enzimas, fitonutrientes y demás sustancias protectoras, limpiadoras y reparadoras de las células y tejidos.

Este batido, gracias a los germinados, la espinaca y el brócoli crudo, tiene la cualidad de limpiar la sangre en profundidad, de oxigenar; por eso es purificador. Rico en clorofila, una sustancia parecida a la hemoglobina de la sangre que, en lugar de transportar hierro en su interior, contiene magnesio, uno de los minerales imprescindibles para el correcto funcionamiento del organismo.

¿Quieres saber más de los porqués de este batido, así como degustar la receta? visita la revista Soy Como Como / Ets el que menges, allí encontrarás la receta completa.

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