Ey amores! aquí una reversión de mis raviolis de calabacín hecha especialmente para Conasi. ¡Que levante el tenedor a quién le guste el pesto!.

Los platos de «pasta» son mis preferidos para reversionar en la cocina crudivegana. Un plato italiano siempre es festivo para mi. ¿porqué? supongo que porque nunca he sido muy de harinas y siempre las he dejado para ocasiones especiales, aquellas en las que me apetece algo más que un cereal en grano entero. De hecho, una pizza es un plato de lo más festivo para mi, o unos gnocchis. Y es que por norma general, si decido comer cereales (cosa que ahora en invierno hago más a menudo que en verano) siempre elijo cereales enteros, suelen ser la quinoa, el mijo, el trigo sarraceno y el arroz integral y otros que aunque no son enteros también consumo son la polenta (maíz) y cous cous de trigo sarraceno y mijo. Siempre es preferible comerlos enteros o en harinas hechas por nosotros, ya que los cereales tienden a enranciarse muy rápidamente. Además de esa manera los podemos cocinar con todo el mimo y cuidado que requieren, aunque para esto ya me estoy yendo por las ramas, así que cuando regrese a mi casa, en Menorca, ya les dedicaré un post. ¿si?.

Y volviendo a la receta de hoy, que de cereales por cierto, no lleva nada ya se trata de una pasta 100% crudivegana hecha con unos inofensivos calabacines, debo confesar que este tipo de comidas siguen siendo especiales para mi, principalmente por dos razones:

1. Requieren un poco más de dedicación que una ensalada o un plato de quinoa con verduras. Así que no suelo hacerlos durante los días laborales.

2. Y porque normalmente estos platos «raw gourmet» tienen un contenido en grasas más alto de lo deseable, así que es preferible dejarlos para ocasiones, como el fin de semana o celebraciones.

Sea como sea, estos delicados raviolis crudiveganos son una auténtica delicia y aunque es cierto que requieren un poco de mimo, son facilísimos y divertidos de hacer… sobre todo si te ayudan! ;-). Si quieres sorprenderte o sorprender a un invitado, estos pequeñuelos son apuesta segura. A mi madre, por ejemplo, que la tengo frita con mis enormes ensaladas, que aunque le encantan, es cierto que siempre se queja de ¡cuánto hay que masticar la comida crudivegana! este tipo de platos la conquistan. Y es que aunque sean crudos, se han estado cocinando un rato en la deshidratadora, cosa que ayuda a que el calabacín aka ravioli se ablande y entibie y se hagan muy agradables de comer.

Si no tienes deshidratadora, no te preocupes, calienta el horno a 50 grados unos 20 min, introduce 10 min los raviolis y después apaga y deja que se cocinen unos 20 minutos más. Esta es una manera tan suave de cocinarlos al horno que apenas habrán pérdidas valiosas por el camino.

Otro buen truco para servir el plato tibio es mantener tus platos calientes en el horno hasta el momento de servir.

Recuerda que el acompañamiento perfecto siempre es una ensalada (ésta junto con las frutas son la verdadera esencia de la comida raw), así que no te cortes y haz una bien grande de rúcula, tomate seco, germinados y olivas negras por ejemplo.

La receta completa, la encuentras en Conasi, pinchando aquí.