Hace días que apenas digo nada. Y es que estos días de Semana Santa, me los he tomado de puro relax y reflexión. Me cogí vacaciones de todo, de todos mis «deberes», de todas mis costumbres, incluso mis más preciadas, como mi indispensable rutina de yoga. Desconecté el movil y me dediqué a hacer cualquiera de las cosas que no acostumbro a hacer, no porque no quiera o no me guste hacerlas, si no porque los días, semanas, meses se me hacen cortos y como a muchos nos suele pasar, priorizo por otros lados.

A veces uno necesita evadirse de todo. Ese a sido mi caso. Necesité desconectar hasta de mi misma. Frenar el ruido de una mente inquieta y tratar de poner el «pause» en modo ON. Sin necesidad de viajar a ningún lugar (para que hacerlo, con lo preciosa que está la isla con este preveranito que se nos está regalando), tan solo sentirme muy presente, estar, sentir y respirar.

Han sido unos días maravillosos, ¿El plan? movil OFF, internet bajo mínimos, mucha muchísima lectura y toooooodo el tiempo libre, sin compromisos de ningún tipo y sobretodo sobretodo, mucha naturaleza.

Tan solo hubo una cosa que me prometí no hacer, pero que, oh! es imposible.. no lo pude evitar, no lo pude lograr, no lo logro conseguir, no hay manera… y es dejar de crear y experimentar en la cocina. Y no precisamente por necesidad de comer, ya que además, en estos días, básicamente me alimenté de fruta, si no porque no puedo dejar de imaginar, proyectar y crear. Es superior a mi. Me doy cuenta de cuanto amor le entrego al momento de creación y cuanto me es devuelto, cuando al fin está lista y todo lo recreado cobra vida y puedo comprobar que es un éxito. Una delicia, sana, perfecta, sin competencia real en el abanico de la comida convencional.

Y fue en uno de esos momentos de pasión entre la cocina y yo que di forma a la sencilla receta que hoy presento. (Eh! sobretodo, no te vayas creer que insinúo que soy una genia y que he creado algo nuevo, ¡evidentemente que no!).

Unas barritas crujientes de trigo sarraceno germinado, aromatizado, endulzado, secado, enriquecido con frutas y bayas y bañado en chocolate blanco. Una delicia. Desprenden un aroma delicado a limón, que combina a la perfección con las bayas, las frutas y el chocolate blanco.

Y como siempre, este antojo crudivegano, mimado en todo su proceso de creación, supone una oda a la salud. (siempre que no te excedas en su consumo, claro!!) ya que es cierto que el chocolate blanco, debido a la manteca de cacao lo hace un pelín mas denso. Así que hay que disfrutar de él, pero sin excesos.

¿consejos? En la medida que puedas, trata de usar el endulzante mas básico que encuentres, lo mejor, sin duda, para mi, los dátiles, ya que no están en absoluto procesados (que sean naturales, sin sulfitos ni cosas raras). El agave, trata de conseguirlo crudo. (en las tiendas es difícil, pero por internet se encuentra fácil. Los chicos de mundoarcoiris, tienen).

Y el trigo sarraceno, tómate el tiempo de germinarlo, merece la pena, MUCHO. Ya que al hacerlo no solo activamos la vida en él y potenciamos sus nutrientes, si no que además su almidón se descompone en azúcares simples, mucho mas fáciles de asimilar por nuestro cuerpo.

Ahora si, ¡aquí tienes la receta!

BARRITAS CRUJIENTES DE GOJI, FRUTAS DESHIDRATADAS Y CHOCOLATE BLANCO

• Cantidad: 1 tableta

• Tiempo: activado y secado sarraceno 24h + 20 min

• Utensilios Necesarios: deshidratadora

 

Ingredientes:

1 T de trigo sarraceno
1-2 C cáscara limón
1 c vainilla
1/3 T agave crudo o caramelo de dátiles
½ T bayas goji
3 orejones

 

Ingredientes chocolate blanco:

125g manteca de cacao cruda
15g anacardos
agave claro al gusto
pizquita sal

 

Procedimiento:

1. Germina el trigo sarraceno ligeramente, dejándolo en remojo De 15 min a 1h. Luego lo escurres y lo dejas germinar en un colador unas 24h como mucho (lo justo para que le empiece a salir la colita). Mira esta receta si quieres mas información de cómo hacerlo.

2. Una vez esté listo, lo vuelves a enjuagar y escurres bien el agua (si es un poco viscosa, es normal).

3. Añade la cáscara de limón rallada fina, la vainilla y el agave crudo o el caramelo de dátiles (triturando la misma cantidad de dátiles que d agua hasta obtener una crema) o endulzar con sirope de arce, que no es crudo pero si es de calidad es un buen endulzante.

4. Coloca en la bandeja de la deshidratadora en una capa lo mas fina que puedas y deshidrata unas 8h a 42°C, hasta que esté totalmente seco (para que deshidrate mejor, dale una vuelta pasadas unas horas).

5. Cuando esté bien crujiente, retira de la deshidratadora, pon en un bol y añade las bayas de goji. Trocea los orejones y añade también. Mezcla.

6. Haz la cobertura de chocolate blanco (mira cómo aquí).

7.  Forra cualquier recipiente con papel de hornear y coloca la mezcla de trigo, estirándola bien e igualándola en grosor.

8. ahora ya puedes verter el chocolate blanco. Hazlo cuidadosamente para que llegue a todos los rincones.

*NOTA: otra opción es mezclar directamente la mezcla de sarraceno con el chocolate blanco y luego ponerlo todo junto en el molde forrado con papel (de esta manera te aseguras que el chocolate llegue a todas partes!)

9. Introduce en la nevera unos 20 min o si lo prefieres, en el congelador unos 10 minutos.

10. Retira, trocea a tu gusto y comparte!!

Guárdalo en la nevera pues el chocolate blanco, al estar endulzado con un líquido y no estar temperado, se derrite con facilidad.